El derecho internacional prohíbe el uso de artefactos explosivos que parezcan objetos inofensivos, declaró ante el Consejo de Seguridad el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk. Se refería así a la masacre ocurrida en Beirut y otras parte del Líbano, cuando explotaron beepers, handies, walkie talkies y otros dispositivos que estaban en manos de miembros de Hezbollah, pero también de civiles, entre ellos niños y adolescentes.
Las explosiones que mataron a 37 personas e hirieron a casi 3.000 en dos días tenían como objetivo los sistemas de comunicación utilizados por el grupo islamista propalestino Hezbollah.
Los dispositivos estallaron simultáneamente cuando sus usuarios compraban en supermercados, paseaban en la calle o asistían a funerales, sumiendo al país en el pánico y colapsando los hospitales. “Estoy consternado por la amplitud y el impacto de los atentados”, declaró Turk.
“Estos ataques representan un paso más en la guerra, en la que las herramientas de comunicación se convierten en armas”, añadió. “Esto no puede ser la nueva normalidad”, lamentó.
Israel no comentó la operación, pero dijo que ampliará el alcance de su guerra en Gaza para incluir al Hezbollah libanés. El embajador de Israel ante la ONU se negó a comentar las explosiones, pero lanzó una advertencia: “Sí puedo decirles que haremos todo lo posible para atacar a esos terroristas”, advirtió Danny Danon, que habló después de que su país anunció la muerte del comandante de la unidad de élite de Hezbollah en un ataque sobre Beirut.
Hezbollah, respaldado por Irán, es aliado del grupo islamista palestino Hamas, que libra una guerra en Gaza desde su ataque a Israel el 7 de octubre.
Explosiones de beepers: los culpables “deberán rendir cuentas”, advierte la ONUDurante casi un año, Israel ha centrado su potencia de fuego en Gaza, pero sus tropas también han participado en enfrentamientos casi diarios con militantes de Hezbollah a lo largo de su frontera septentrional.
A la reunión de ayer del Consejo de Seguridad le seguirá, desde el lunes, el encuentro anual de la ONU. Más de 130 jefes de Estado y de gobierno empezarán a llegar mañana a Nueva York para la asamblea en la que se debatirán las guerras de Gaza, Ucrania o Sudán y crisis humanitarias que amenazan la paz mundial.
“Desde Oriente Medio a Sudán, Ucrania o en otras partes, vemos las balas y las bombas mutilar y matar, los cuerpos que se amontonan, poblaciones traumatizadas, edificios en ruinas”, denunció recientemente el secretario general Antonio Guterres, anfitrión de la semana de alto nivel de la ONU.
La guerra en Gaza
Pese al temor a una escalada regional de la guerra en Gaza, del riesgo nuclear con la invasión rusa de Ucrania y las divisiones de las potencias, se puede “evitar ir hacia una tercera guerra mundial”, dijo Guterres.
Este encuentro “no podría producirse en un momento más crítico”, comentó la embajadora estadounidense ante la ONU Linda Thomas-Greenfield, recordando la lista de conflictos, violencia y crisis humanitarias que asolan a Gaza, Ucrania, Sudán, Haití, Birmania o Venezuela.
“Ante todos estos desafíos, es fácil caer en el cinismo, abandonar la esperanza y renunciar a la democracia, pero no nos lo podemos permitir”, insistió.
No obstante, es improbable que este baile diplomático tenga resultados concretos para los millones de civiles que pagan el alto precio de los conflictos y los atropellos de las libertades fundamentales y las desigualdades.
Con la llegada anunciada del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, y del nuevo presidente iraní Masud Pezeshkian, Gaza estará presente en los discursos. “Casi todos los dirigentes harán referencia a la necesidad de un alto el fuego”, comentó Richard Gowan, del instituto de reflexión International Crisis Group, aunque eso “no cambiará nada en el terreno”.